11.20.2006

La sensual seducción...de cocinar

Les copio una columna que leí de Felipe Berríos y que me hizo mucho sentido, ¡gustó! Bonne Apetit!

"Hace algunos años ser malo para cocinar era una característica socialmente atribuida a los hombres. Eran contadas las excepciones de hombres que cocinaran, pero cuando éstos lo hacían, solían ser muy buenos.
En esto ha habido un cambio cultural profundo. Hoy es normal saber de hombres que cocinan, que se jactan de lo expertos que son y que toman cursos para perfeccionarse. Estoy seguro de que esto no sólo es producto de la "paridad de géneros", sino también un cambio en la conducta social entre mujeres y hombres.
Años atrás, a las mujeres había que seducirlas y para esto el hombre se veía socialmente obligado a desarrollar al máximo sus cualidades seductoras. Entre éstas, tal vez la más apreciada y efectiva era la galantería. El hombre imperiosamente tenía que conquistar a una mujer que debía comportarse en forma esquiva. Así, no sólo hombres y mujeres inconscientemente iban desarrollando la sensualidad en la relación, sino que también la conquista de una mujer hacía que el hombre se sintiera seguro. La mayoría de las veces era la mujer quién manejaba la situación. Claro que hacía creer al hombre que era él.
Este sensual juego social ha cambiado; hoy pareciera no haber lugar al misterio. Las relaciones entre mujeres y hombres suelen ser relaciones directas, casi sin coqueteo. Más que seducir y conquistar, da la sensación de una relación mercantil en que se consume al otro o se lo posee. Algo de una solapada sensualidad le sigue quedando a la mujer en su belleza y misterio natural. Pero el hombre pareciera ser quien está más desorientado. Ya no tiene a quien conquistar o más bien no le dan oportunidades de hacerlo. Y sin el juego de la conquista, él no halla dónde desarrollar su sensualidad.
Es aquí donde entra el arte de cocinar, donde el hombre encuentra un lugar para desarrollar toda su atrofiada sensualidad. Ya no dice motes ni poesías, no regala flores ni escribe cartas de amor, ni se vuelve loco con que le acepten una invitación o con sólo poder rozar la piel de ella. Entonces va a desplegar toda su creatividad y delicadeza en la preparación de un buen plato. Como antes iba escogiendo las palabras que a ella le diría, hoy va escogiendo uno a uno los ingredientes. Su imaginación le adelanta e idealiza lo sabroso que le quedará todo lo que está cocinando, y eso hace que goce con un placer único cada detalle de su preparación. A diferencia del comportamiento en sus relaciones con las mujeres, aquí se tomará todo el tiempo que sea necesario para cada etapa y así cada cosa estará a punto en el momento justo. Y como si todo esto fuera poco, no sólo se preocupará que el sabor de lo preparado sea irresistible, sino que también su aspecto seduzca. Rematará todo con una mesa bien dispuesta y un excelente vino.
A veces pienso que el placer que hoy experimenta el hombre al encontrar un espacio donde desarrollar su sensualidad en la comida, lentamente influirá en cambiar su conducta en las relaciones de pareja. Tal como el placer de seducir al cocinar les hace despreciar la comida rápida y desechable, también influirá en rechazar semejantes relaciones.
Todo esto algún día hará que el hombre y la mujer redescubran el placer de una sensual relación que se cocina a fuego lento.
Entonces abandonarán las relaciones a ritmo de microondas y desechables, que dejan una sensación de estar satisfechos cuando en realidad al poco rato se vuelve a tener hambre".



Las varoniles manos de mi amigo Ric haciendo rico sushi en todo su esplendor, ¿SEDUCE?





PAZ

1 comentario:

clausa dijo...

La verdad es que un hombre que cocina me parece super sexy y que uno cocine para mí uffff...Ahora bien, lo que no me compro es la excesivamente positiva, casi ingenua conclusión a la que llega Felipe Berríos.